Reconocer debe ser un hábito, distinguir, resaltar o destacar algo de una persona o de un equipo debe ser usual. En los entrenamientos, vemos con frecuencia que hay gerentes, que no saben reconocer, es decir, no saben distinguir algo que justamente puede detonar en su equipo una réplica de la misma calidad, pero hay una explicación: pecan de soberbios, su ego es muy grande y les impide valorar a su equipo, se actúa con arrogancia pensando que, lo que hace la gente “es su deber”, o “yo lo hubiera hecho mejor” o “para eso se les paga”, son paradigmas equivocados que provocan una actitud de rechazo y de oposición de la gente, esto no sólo afecta una encuesta de clima organizacional, sino también destruye a futuro, cualquier intento de persuasión y convencimiento de los gerentes o directores para poner en marcha un proyecto o una estrategia de compañía, la gente no reconocida, verá esos intentos como una imposición o una tomada de pelo, y no reaccionará favorablemente.
¿Por qué no reconocer el esfuerzo?, ¿por qué no reconocer la ayuda?, ¿por qué no reconocer la inteligencia?, ¿por qué no reconocer las ideas?, ¿por qué no reconocer la buena vibra?, ¿por qué no reconocer el servicio?, ¿por qué no reconocer la disposición?, ¿por qué no reconocer la alegría?, ¿por qué no reconocer el entusiasmo?, ¿por qué no reconocer los puntos de vista?, ¿por qué no reconocer la experiencia?, ¿por qué no reconocer lo nuevo?, ¿por qué no reconocer el resultado? Reconocer a la gente lo que hace bien, provoca que lo sigan haciendo igual de bien o mejor.