Por Victor Maldonado / Experto en Imagen Pública en DACA
Solemos ver el tiempo como un enemigo. Tendemos a asumirlo cuando con pies y manos sujetamos llenos de rabia nuestro auto detenido en el endemoniado tráfico de todos los días; precisamente a la hora en que nuestra cita debió tener lugar, en el momento en que la luz verde del semáforo no llega y que ni caso tendría porque de todas maneras nadie avanza, ni siquiera el cafre que se te acaba de atravesar.
Las exigencias del mundo actual recrudecen esa sensación. En el ámbito de los negocios, madrugamos para acabar y entregar el proyecto del año, pese a ello, todos interrumpen, preguntan, cambian de parecer, tienen ideas nuevas, nos exigen sobre otras prioridades y el tiempo nunca alcanza aunque te saltes alimentos. Las circunstancias nos refuerzan el falso paradigma: tenemos el tiempo en nuestra contra.
Creer que el tiempo no es suficiente, que se nos ha ido, que ya no lo podemos gastar en nuestra vida personal, sólo es un claro síntoma de la desorganización que nos arrastra hacia ese estrés que el médico jura que es la causa de todos nuestros males.
Sólo porque simplemente no hemos establecido prioridades y aceptamos más trabajo del que verdaderamente podemos hacerle frente.
Con una correcta administración del tiempo, puedes hacer de él un aliado. En DACA te hacemos cinco recomendaciones para que logres este objetivo:
1. Traza un cronograma de las actividades de trabajo de acuerdo con su prioridad e importancia.
2. Haz conciencia de cuáles son tus funciones y tus pendientes.
3. Delega correctamente obligaciones con tu equipo.
4. Resuelve los pendientes lo antes posibles. Postergar pequeñas cosas va acumulando el trabajo y te va a complicar cumplir tu cronograma.
5. Calcula tu tiempo de traslados para llegar con holgura a tu destino, lo cual te ayudará a trabajar relajadamente y te evitará el recurrir a pretextos para justificar la falta de organización.
Si tomamos en cuenta su valor y nos damos a la tarea de economizarlo, el tiempo en realidad es un aliado que jugará a nuestro favor. Valorándolo podremos aprovecharlo para moldearnos y generar disciplina, organización y eficiencia.