Los gerentes en entrenamiento nos expresan sus desencuentros con directores, equipos de trabajo o compañeros… La serenidad comúnmente la asociamos con un tema espiritual, de hecho, es recomendable practicar la respiración a solas y en un ambiente propicio, un jardín, por ejemplo. Sin embargo, en el día a día profesional y en nuestras interacciones con los clientes, con los compañeros, con nuestro equipo, con los directores o con el staff, cuando las cosas van bien, ¡perfecto!, pero cuando no, ¿cómo estar serenos?, ¿cómo mantener la serenidad lograda a solas?, ¿cómo no desesperarse?, ¿cómo no sentir presión o estrés?
En mi experiencia, la serenidad también es un hábito de negocio, que se practica justo en esas interacciones de negocio o empresariales; requiere ir en el momento, en segundos, a nuestro interior y regresar al momento, también en segundos y continuar; es decir, en segundos reconocer nuestra emoción, validarla, y ajustarla si no es la adecuada, y regresar ¡muy rápido, en el momento! y continuar con nuestra interacción; a esto le llamo control emocional instantáneo, donde en cuestión de segundos logras mantener tu paz, tu tranquilidad… Para lograr este control emocional instantáneo es fundamental (entre otras cosas): practicar el autoconocimiento.