¿Les suena AHMSA?, ¿el caso de presunta corrupción en que la mayor empresa acerera del país vendió a PEMEX una planta de agronitrogenados con un sobreprecio superior a los 270 millones de dólares y que llevó al arresto del presidente de AHMSA, Alonso Ancira?
Es un ejemplo extremo, pero sirve para mostrar lo que no queremos para nuestras empresas.
Si bien dice el dicho: “Cuando veas las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar”, sería mejor procurar “curarnos en salud” y prevenir cualquier situación similar, sin importar el tamaño de nuestro negocio. Para erradicar de nuestras empresas toda cultura de corrupción, por lo pronto les propongo tres acciones básicas y de vital importancia:
1. Asegurarnos de que las “cabezas” de cada dirección y/o unidad de negocio, incluida la del presidente de Consejo de Administración, estén sometidas continuamente a un estricto programa de Compliance; un programa que construya el desempeño y la integridad de la gente, con base en lo que es correcto y legal.
Es indispensable tener las mejores prácticas de interacción para tomar decisiones cumpliendo con toda normativa legal, económica y ética. Un agente u organismo externo independiente ajeno totalmente a intereses internos o relacionados, es un buen principio para dicho aseguramiento. Recordar que, en el caso de PEMEX, se tenía un consejo que no funcionó por tener intereses políticos supeditados a la presidencia y hoy ya desaparecido por el actual gobierno federal (craso error).
2. Acompañamiento continuo y gradual a posiciones clave con apego estricto a la filosofía y estrategia de la organización con enfoque a resultados congruentes con esos valores. Se ha escuchado decir: “el resultado a costa de lo que sea”, pues esta frase no es la que deseamos oír cuando nos apegamos verdaderamente a valores que se basan en la trascendencia y desarrollo humano. Pero, además, viendo los resultados que hoy tienen tanto AHMSA como Pemex por este caso, sin duda los resultados no han sido los deseados: grandes pérdidas de capital, “activos” inservibles y deudas impagables que impiden un crecimiento sostenido no solo de la organización sino de la comunidad donde operan.
Este acompañamiento debe tener una metodología clara de desarrollo profesional, combinada con consultoría práctica en lo financiero y comercial principalmente (rubros donde los fraudes son más comunes) y un manejo adecuado de la inteligencia emocional de dichas posiciones clave con el fin de manejar situaciones de estrés, ambigüedad y conflicto de intereses, que orillan a la gente a cometer equivocaciones en contra de los valores y código de conducta establecidos por la empresa.
3. Valores bien comunicados. La estrategia de comunicación debe ser sólida, con retroalimentación constante en dos sentidos:
A) Reconocimiento a los buenos resultados obtenidos mediante las mejores prácticas éticas y morales planteadas por la organización y,
B) Denuncia, la manifestación clara de lo que no está bien hecho, de lo que corrompe los estatutos, políticas y sobre todo los valores de la organización.
En el caso de AHMSA, se responsabiliza al presidente de la compañía, pero el daño es para los accionistas que pudieran considerarse ajenos a toda esta situación, si es que dicho personaje actuó por su cuenta; también, todos los contribuyentes se ven afectados por estos actos que disminuyen el patrimonio de PEMEX, que no es cosa menor. Si un directivo/propietario de cualquier empresa no pone atención a los tres puntos antes dichos, no solo ponen en riesgo la cultura organizacional de la empresa, sino también lo que corre peligro es su patrimonio y hasta su libertad.